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antoniom
05/07/2016
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Origen de los tatuajes

tatuador

Los tatuajes son una expresión emocional, física y mental convertida en realidad por medio de las manos de un artista llamado tatuador. Se sabe que, para que un diseño se plasme sobre la piel de manera asombrosa y perfecta, se necesita además de habilidad, ciertos materiales y condiciones para poder llevar a cabo dicha hazaña; sin embargo, no siempre ha sido así, y para entenderlo, nos tenemos que remontar al origen de los tatuajes.

Esta práctica apareció en la tierra hace muchos miles de años y desde entonces, no ha dejado de estar en continuo cambio desde el punto de vista de la persona que lo realiza, y de la que lo recibe, además del significado que le otorga. Explicando el origen de los tatuajes se dará una visión más clara del por qué ahora este arte es como es.

¿Cuál es el origen de los tatuajes?

Los tatuajes llevan acompañando al ser humano desde hace mucho tiempo, tanto es así, que incluso se han descubierto momias que tenían los cuerpos llenos de estos dibujos. Si esto no fuera suficiente prueba de la existencia de este arte en antaño, también se descubrieron representaciones pictóricas de ciertos elementos necesarios para la realización de tatuajes, lo que implica que por aquel entonces ya se conocían los métodos y las herramientas.

Es por esto, que datar un inicio es muy complicado, ya que como todo origen, la fecha de comienzo es muy difusa y poco concreta. Sin embargo, sí es conocido el momento en el que se introdujo esta nueva forma de expresión en occidente, y es que fue un inglés llamado James Cook, quien a su vuelta de una expedición que pasó por Tahití, trajo consigo esta nueva tendencia. En los lugares que conformaron su viaje, vio cómo se utilizaban diferentes herramientas punzantes para introducir tinta en la piel de las personas creando así ciertos dibujos. Tras su retorno, acuñó la palabra “Tattoo” a esta acción, proveniente de la expresión “tau-tau” y que él había escuchado en esos terrenos. Se puede decir que este fue el origen de los tatuajes en occidente.

Hoy en día, la razón por la que nos hacemos un tatuaje dista en muchas ocasiones de las iniciales. Al principio, estas representaciones estaban relacionadas con religión y cultura, y el hecho de tener un tatuaje sobre tu piel era un indicador de que tenías una relación directa y fuerte con la creencia que tu pueblo o tribu apoyaba.

Por el contrario, con el paso del tiempo y como es lógico, estos significados han ido cambiando y adaptándose a las épocas hasta llegar a la actualidad, donde una persona puede hacerlo simplemente por estética, a cambio de dinero con la finalidad de hacer publicidad o para aparentar ser alguien que no es, entre otras muchas razones. Aunque siempre habrá personas que lo hagan con la intención de mostrar artísticamente experiencias, vivencias, emociones y culturas, como en el origen de los tatuajes.

Los primeros tatuajes de la historia

La evolución y el avance tecnológico nos han ahorrado mucho dolor en lo que a tatuajes se refiere, y es que en los primeros tatuajes de la historia no solo se derramó mucha sangre como consecuencia del cómo se realizaban, sino que también se provocaron dolores insufribles a los que se los hacían.

La maquinaria de que disponían básicamente era un objeto punzante en cuyo extremo se untaba la tinta, habitualmente negra y hecha con ungüentos naturales, que penetraba la piel del individuo. Ni rapidez, ni condiciones saludables, ni desinfectantes químicos, ni cremas anestésicas, ni muchos de los lujos que ahora consideramos indispensables para dejarnos hacer un tatuaje en nuestro cuerpo. El proceso, por aquel entonces, podía durar bastantes horas, ya que al hacerse a mano, punzada por punzada, la velocidad era muy lenta y el cliente tenía que soportarlo durante todo el tiempo necesario ya que su cultura y religión estaban por encima de él mismo.

Además, los tiempos de recuperación de tatuajes dependían casi en su totalidad de la aceptación de la tinta por parte del cuerpo del cliente, ya que al no existir cremas que favoreciesen la cicatrización, ni desinfectantes, y limitarse al uso de ungüentos naturales creados a partir de plantas y grasas que la naturaleza les brindaba, el cuerpo era el encargado casi enteramente de dicha recuperación.

Sin duda, los valientes que se atrevieron a hacerse los primeros tatuajes de la historia, merecen toda la gloria por habernos traído este mundo de tinta y pasión a nuestros días.

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