Tatuajes en los últimos Siglos
Aunque hay quienes consideran que los tatuajes son un invento relativamente moderno, lo cierto es que su origen se remonta hasta varios miles de años. Varias investigaciones recientes han descubierto momias en Egipto con varios tattoos en su cuerpo. No obstante, por aquel entonces no tenían un sentido estético, sino médico.
A continuación explicamos de manera detallada cómo han sido los últimos Siglos en relación a los tattoos y su grado de aceptación en la sociedad.
Tatuajes: Siglos XIX y XX
Los tatuajes tal y como los conocemos hoy en día tienen su origen en el Siglo XIX. Fue a partir de entonces cuando este arte comenzó a tomar una cada vez mayor relevancia y a cobrar protagonismo. Fueron los marineros que regresaban a casa después de varios meses en los mares del Sur los responsables de la expansión de los tattoos por todo el mundo.
Uno de los más relevantes fue el capitán Cook, quien regresó a Londres después de una expedición desde Haití; lo hizo acompañado de varios aborígenes con el cuerpo tatuado, quienes fueron expuestos como si fuesen atracciones de feria. Fueron ellos quienes trajeron la palabra polinesia tattu, la cual fue adoptada como tattoo en inglés.
Lo cierto es que durante buena parte del Siglo XIX los tatuajes no estuvieron demasiado bien vistos; se relacionaban principalmente con marineros, prisioneros y criminales. Por tanto, aquellas personas que portaban tattoos eran rechazadas por la sociedad en su conjunto.
No obstante, poco a poco los tatuajes se fueron normalizando y popularizando. A mediados del Siglo XIX, los circos ambulantes de Estados Unidos mostraban a hombres tatuados como si fuesen atracciones de feria.
Merece la pena destacar que los tattoos poco a poco conquistaron a la aristocracia de Europa. Algunas damas lucían entre sus pechos unas gotas de agua como símbolo de estatus.
Fue en el año 1891 cuando el norteamericano Samuel O’Reilly quien inventó la máquina de tatuar eléctrica. Fue a partir de entonces cuando los tatuajes se extendieron de manera definitiva por todo el mundo.
Ya en el Siglo XX, hasta la I Guerra Mundial, tanto en Estados Unidos como en Europa se vivió un verdadero auge en torno a los tatuajes. Incluso algunas mujeres llegaron a apostar por ellos como símbolo de belleza, grabando en su piel unas mejillas sonrosadas. También comenzaron a utilizarse los tattoos como símbolos de identidad; algunos anarquistas grababan en su piel diferentes símbolos que los identifican como tal.
A partir de la I Guerra Mundial y hasta la década de los 60, los tatuajes vivieron una época bastante inestable. A partir de entonces, los tattoos comenzaron a ser cada vez más y mejor aceptados por las clases tanto medias como altas, como un modo de extravagancia consentida. Ya en la década de los 80, gracias a diversas culturas como la punk o la heavy, entre otras, los jóvenes comenzaron a sentir una cada vez mayor atracción por los tatuajes.
A día de hoy los tattoos están plenamente aceptados en la sociedad, en personas de todas las edades y de todas las clases sociales. Hasta hace no muchos años resultaba extraño ver a una persona adulta o incluso anciana luciendo un tattoo, pero actualmente se considera algo totalmente normal. Tal es el amor que muchísimas personas sienten por este modo de expresión y decoración corporal que optan por tatuarse zonas completas de su cuerpo, como por ejemplo los brazos, con grandes diseños en blanco y negro o color.