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La viola es un instrumento musical de cuerda. Tanto en cuanto a construcción como a materiales guarda una gran similitud con el violín, pero tiene un tamaño mayor y, además, su sonido es más grave. En el ámbito de la orquesta, es considerada el tenor dramático de los instrumentos de cuerda.
Nació como heredera de un instrumento denominado viella de cuerda. Era muy similar al violín, pero sus cuerdas eran frotadas con colofonia. La fecha de su nacimiento fue a finales del Siglo XIV, aunque no comenzó a tomar valor hasta el Siglo XV.
En aquella época lo más habitual era que los instrumentos tuviesen tres, o incluso cuatro, variantes que correspondiesen con las voces humanas. Como no podía ser de otra manera, la viola también formó parte de dicha costumbre. Así se creó la conocida como quintón, con cinco cuerdas en lugar de seis. También otras variantes del instrumento como la de hombro, la de brazo y la de pierna.
En los Siglos posteriores se crearon otros tipos de viola, como la conocida como viola pomposa. Fue inventada en el año 1720 de la mano de Johann Sebastian Bach. Tenía un tamaño algo mayor que la viola actual y contaba con un total de cinco cuerdas. No obstante, a medida que las técnica del violonchelo se fue perfeccionando, fue cayendo en desuso ya que resultaba muy complicada e incómoda de tocar.
La viola tal y como la conocemos hoy en día nació entre los Siglos XVI y XVII. Cumple a modo de piente sonoro entre el violín y el violonchelo. Tiene un timbre de gran belleza, aunque esulta algo opaco. Cuenta con un total de cuatro cuerdas y tiene una extensión de más de tres octavas.
Del mismo modo que el resto de instrumentos de cuerda se toca frotando el arco.
En la orquesta este instrumento musical se toca sentado. Por lo general, se ubica a la derecha del director. No obstante, en algunos casos también puede ubicarse en frente de él. Si se da el caso de que quien toca la viola es un solista, se sitúa de pie en el centro del escenario.
La técnica de interpretación de este instrumento musical es muy similar a la del violín. La única diferencia entre ambos es que tanto el cuerpo como el arco tienen un tamaño mayor.
El músico sostiene la viola en posición horizontal con el brazo izquierdo, sujetándola debajo de la barbilla. Para tocar es necesario contar con un arco ya que la cuerda vibra cuando se frota. Por lo general se aplica resina al arco, para que se agarre mejor a las cuerdas y el proceso sea más cómodo.
